¿Por qué seguir
permitiendo que nos atropellen, que nos vejen, que nos maltraten física y
emocionalmente? Si las mujeres somos la más hermosa creación concebida; somos
luz de nuestra propia existencia y la brindamos con amor doquiera que pasamos y
cuando es necesario nos convertimos en sombra para ver brillar detrás de
bambalinas a nuestros hijos y a nuestros compañeros de vida, con la más hermosa
de las sonrisas, con la plenitud y la satisfacción al ver plasmado en ellos el
trabajo realizado. Somos paz, tolerancia, sol en el más triste de los días,
soñadoras de lo impensable, somos la mano derecha de la naturaleza, ya que por
nueve meses acunamos en nuestro vientre a los hijos que nos da la divinidad,
sintiendo en ese espacio la sublimidad de la creación con ese nuevo latir de
otro corazón, con la extrema alegría al primer movimiento de nuestra cría y con
el olvido de la agonía cuando vemos la sonrisa al nacer de nuestro pedacito de
vida y mientras avanza nuestra gestación, nos unimos con algarabía a las demás
gestantes, que al igual que nosotras están teniendo la misma transformación
dando como resultado que al término de éste nos convirtamos, por lo regular, en
mejores hijas, mejores madres, mejores hermanas, mejores amigas, mejores
esposas, bueno, mejores mujeres para seguir creciendo, educando y amando al
resto de la humanidad. Puedo decir mil y una cosa por las cuales somos
importantes y valerosas todas las mujeres de este mundo, las negras, las
blancas, las altas, las pequeñas, las delgadas, las orondas, las guerreras, las
mansas, las profesionales, las gerentes del hogar, las que con una sonrisa
conquistan las estrellas, las que con una sóla mirada hacen y deshacen al mundo
pues se levantan mientras el sol aún duerme y apenas suelen arrimarse a sus camas
cuando el sol empieza a desperezar y nunca se cansan, porque somos como nos
valoramos, un ser sublime e inigualable, por lo que hay que aprender a decir NO
con amor, no me merezco tal o cual situación y si no cambias real y
efectivamente, no eres merecedor de mi amor y dueño de mis alegrías, porque no
hay peor pecado que provocar lágrimas en una cara que nos ha regalado sus
mejores sonrisas y lo peor que nos puede pasar es llegar a tener un miedo que
se convierta en un círculo vicioso, pues el miedo nos distrae del amor que es
sabio y solo si buscamos adentro se desaparecerán las nubes de la periferia,
quedándonos quietas y en silencio para escuchar a la mujer sabia que llevamos
dentro, como dijera el siempre eterno Facundo Cabral. Y no únicamente un golpe mata,
ya que somos pura sensibilidad, morimos despacio y cruelmente por una
despiadada palabra, una mirada de odio, un silencio más elocuente que la
palabra, una traición errada, un desprecio que arrastra, una indiferencia que
vuelve gris a la más bella de las flores, en fin, debemos ser sabias y si
sabias somos nosotras, más sabia aún es la vida, que nos quita lo que no nos
conviene para que en una nueva oportunidad seamos más asertivas a la hora de
amar, más valientes para hacer saber al mundo cuando alguien atenta contra
nuestra integridad física o emocional y ser todavía más heroicas para no quitar
la denuncia después de haberla hecho. Y otra cosa, no le tengas miedo a la
soledad, ella misma se encarga de hacernos grandes, de sellar y embellecer
todas nuestras heridas y de prepararnos para que continuemos con este hermoso
viaje, que se llama vida.
Eres grande mujer,
valórate y tú hombre, la mejor manera de demostrar tu hombría es valorando a
ese ser que te alumbró brindándole en memoria de ella tus mejores detalles a
todas las maravillosas mujeres que Papá Dios ha puesto en tu camino para que
las protejas, apoyes, mimes y juntos formen una mejor nación y un nuevo mundo
para nuestros hijos y las generaciones venideras.
Digamos “NO” a la
violencia contra la mujer y recordemos con orgullo y alegría a Patria, Minerva
y María Teresa Mirabal, grandes mujeres que fueron igual o más valientes que
muchos hombres cuando el Caudillo Rafael Leónidas Trujillo tiranizó nuestro
país, República Dominicana, durante esa cruel y dura época de la dictadura y
que gracias a ellas celebramos este día esperanzados en que las familias, el
gobierno y la sociedad civil en general, tomen una mayor acción con respecto a
la educación que estamos brindando en la actualidad y con ello poder llegar a
tener un cambio titánico en el menor de los tiempos posibles para acabar de una
vez y por todas con todas con estas muertes innecesarias e inauditas y podamos
ponerle un número final a este terrible mal que nos azota: Cero violencia
contra la mujer.
Julia Angélica
Marínez Báez La Romana, República Dominicana. Noviembre 25, 2013 — con Raquel
Lozada y 61 personas más
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